21002 Huelva (H)
El Molino. En la techumbre que cubre el escenario de la Plaza Don Miguel Raya reposan olvidados una colección de balones de distintos tamaños. Algunos de los colores que en otra vida vibraron con la energía de la niñez ahora encanecen por castigo de un sol que Dios sabe cuanto tiempo les lleva alumbrando. Ellos también son la historia de un barrio que ha visto jugar y crecer a más generaciones de las que se pueden contar a simple vista. Siempre en esta plaza, punto de encuentro que continúa revalidando su título como centro neurálgico a pesar de los años y de los cambios, que son muchos. Poco queda de ese barrio de calles sin nombre ni asfalto que sobrevive en la memoria de sus vecinos más antiguos. Ya las calles no se inundan y ni se llenan del barro que arrastra el cabezo cada vez que llueve. Y es que ha llovido mucho. Cualquiera que atraviese el Molino de la Vega es capaz de percibir que, aunque su apariencia sea la de un vecindario joven, sus calles respiran la solera y la idiosincrasia de un barrio con historia.